miércoles, 12 de enero de 2011

CUENTO DE GONZALO

UN VAMPIRO EN EL DENTISTA

Cuando cae la noche, los murciélagos aparecen, ¿no es así?
Bueno sigo contando: si esos murciélagos se posan en el suelo pasa una cosa fascinante: se convierten en vampiros chupa-sangre, uuuh me dan escalofríos hasta de pensarlo.

Seguramente queréis saber porque se todo esto bueno no os asustéis je je soy un vampiro, pero yo antes no chupaba sangre. ¿Queréis saber porque?:

Yo desde que nací, a mí me faltaba un colmillo entonces no podía chupar sangre. En el cole mis amigos se reían de mi,
incluso los profesores y el director, mi padre me dijo que
yo no les debería echar cuenta pero es que me sacaban de mis casillas.

Hasta que un día me harté y empecé a morder a todos los que se reían de mi pero fue en vano. Ay, que cabeza la mía se me ha olvidado presentarme: soy Drac, Drac Catacumbas Ataúd.

Bueno voy a seguir: me harté de llorar en mi ataúd, seguramente esto era un caso perdido, no estaba en lo cierto porque en el periódico Transilvania express leí un anuncio en el que decía: “dentista colmillos: aquí podremos blanquear, arreglar y limpiar bien sus colmillos (podremos instalar unos colmillos nuevos)”

en la mesa tenía delante la solución. Le pedí 10 ataúdes de oro y me fui corriendo al dentista.

El edificio era curioso y muy amplio había millones de máquinas rotas en un cuarto y tubos de ensayos que contenían un bichito que blanqueaba los dientes.

Me encontré a alguien delante mía, pensé que era el dentista pero era mi padre. Decía que con 10 ataúdes de oro no era suficiente así que me dio 990 más.

Mi padre se fue y apareció el dentista. Me limpió los dientes y me implantó un colmillo.

Ya nadie se reía de mi

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